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cuaderno de religión

Santa Cerveza

Santa Cerveza

En no pocas ocasiones, la publicidad se apropia de la iconografía religiosa, como en esta imagen capturada con un teléfono móvil. En este caso, el efecto de sublimación se consigue jugando con la luz, y sustituyendo la previsible figura de un santo o una Virgen por la botella de cerveza, sin ninguna ironía. Recuerdo un anuncio de Cardhú muy similar, que aparecía mucho en las revistas. Y muchos coches se presentan iluminados desde lo alto por un único rayo blanquísimo que se abre paso entre las nubes grises, tal y como Cristo fue señalado por el Padre en el momento de la crucifixión.

Asombroso, por una parte, hasta qué punto se ha interiorizado la imaginería religiosa. Curiosísima, además, esta desviación que permite exaltar ciertos productos con los mismos recursos que la pintura ha empleado durante siglos para retratar lo sagrado, particularmente con una especie de luz gloriosa que baña los bombones, las joyas o las consolas de videojuegos.

No me atrevo a aventurar una respuesta para la pregunta más interesante que se extrae de todo esto:

¿Hay algún tipo de nostalgia de lo sagrado en el consumidor? ¿La publicidad intenta absorber y redireccionar la pasión religiosa hacia objetos de consumo? ¿Se trata de pérfida publicidad subliminal o un homenaje inconsciente al significado más hondo de los dioses?

El ángel del silencio

El ángel del silencio

Este ángel se encuentra en el Museo del Folclore de Río de Janeiro.

No se sabe por qué pide silencio. 

Umbanda

Umbanda

Cierto día, Flávia, que sabía de mi curiosidad por los cultos afrobrasileños, me regaló los números 6 y 7 de la revista Orixás. Los había comprado en un quiosco y, a pesar de la apariencia de cómic que tenían, en seguida me sorprendió lo bien documentados que estaban los textos, todos a cargo de Ricardo Pissiali, que firma también las ilustraciones.

Hasta entonces, la única noción que tenía de la umbanda era la tremendamente confusa que se vive en la calle, en las conversaciones del día a día, pues la gente en general no pone límites entre los santos católicos, los dioses africanos o las entidades que se manifiestan en la umbanda. En la realidad diaria, términos como candomblé, umbanda, macumba y espiritismo son contiguos, casi sinónimos, y el catolicismo ha infiltrado todos ellos con sus santos, vírgenes y conceptos.

En las ceremonias de umbanda son frecuentes los crucifijos, se reza a la Virgen y a Exú, orixá que muchos consideran el demonio, y los médiums reciben espíritus de viejos esclavos (los sabios y bondadosos Pretos Velhos), de pícaros crecidos de gran ciudad (Zé Pelintra, el "malandro" del barrio carioca de Lapa), de los primeros pobladores de Brasil (indios o caboclos), de sensuales prostitutas fallecidas (Pombagira, a la que también se considera un Exú femenino), o de niños pequeños que hacen favores a cambio de caramelos (los Erês).

Pissiali concluye así sus palabras de presentación:

"Sus guías y maestros espirituales son un espejo de este pueblo mestizo, sensual y alegre que mezclando lo mejor de tres universos culturales en una tierra generosa creó una identidad nacional singular y la más reciente religión del planeta: la Umbanda, retrato del pluralismo religioso brasileño".

En su libro, la señora O´Gorman cuenta que el origen de la umbanda se dio exactamente el 15 de noviembre de 1908, cuando, en una sesión de espiritismo, el Indio de las Siete Encrucijadas se resistió a ser rechazado como espíritu inferior por el hecho de ser indio, y a través de la boca del joven médium Zelio de Moraes, exigió que los médiums comenzasen a escuchar y a dar voz a los espíritus elevados de indios y antiguos esclavos.

Nacía de esta manera la umbanda, desgajada del espiritismo, pero mucho más accesible y popular, con guías espirituales más próximos. 

Aluanda

Aluanda

Frances O´Gorman, una socióloga canadiense naturalizada brasileña, publicó este libro en 1977 en la editorial Francisco Alves, de Río de Janeiro. Al parecer nunca se reeditó, y para conseguirlo hay que acudir a librerías de viejo o a bibliotecas.

La principal curiosidad del libro es que está escrito en inglés, pues se dirige fundamentalmente, según se lee en el prólogo, a los extranjeros recién llegados a Brasil, a los que pretende dar unas primeras nociones sobre los cultos afrobrasileños: el candomblé, los encantados, la macumba, la umbanda.

Otra curiosidad es que lleva unas palabras preliminares firmadas por el religioso norteamericano Edmund Leising, fundador de la influyente FASE, una ONG de iniciativa católica pero de ambición ecuménica, muy vinculada en los años 70 a la Teología de la Liberación, que no se limitaba a lo asistencial, fomentando el asociacionismo y el pensamiento crítico, y denunciando los preceptos económicos que llevan a la desigualdad.

(Sobre la historia de FASE, ver: http://www.rebrip.org.br/noar/anexos/acervo/10_jean_pierre_leising.pdf

http://br.monografias.com/trabalhos/territorio-territorialidade-federacao-orgaos-assistencia/territorio-territorialidade-federacao-orgaos-assistencia.shtml

Sobre el presente de la institución:

http://www.fase.org.br/_fase/)

La propia autora pertenecía a FASE, y Leising explica en su prólogo que Aluanda materializa las más hondas aspiraciones de la ONG: al prestar atención a las religiones afrobrasileñas, al considerarlas dignas de estudio, se está yendo contra la corriente de desprecio hacia estos cultos, reforzando la autoestima y desterrando la vergüenza de pertenecer a una determinada religión.

Se trata, sin duda, de una ideología muy avanzada que se sitúa en las antípodas de los movimientos católicos y protestantes preocupados únicamente en ganar adeptos.

El punto de vista de Frances O´Gorman es el de una católica extranjera, que no pretende alterar sus principios, su identidad más honda, por el contacto con los otros, pero que se acerca a la otra cultura con gran respeto. En ocasiones, verdaderamente intrigada.

Tras algunas pinceladas sobre las religiones afrobrasileñas en la vida cotidiana, y después de una pertinente introducción histórica, también leve y amena, se alcanza el tercer capítulo, que es el núcleo del trabajo.

El candomblé, siendo específicamente brasileño, es la religión que más se aproxima a las raíces africanas. El sincretismo con los santos católicos, dice la autora, es sólo de fachada, y tras los nombres y las figuras católicas se veneran las entidades africanas en toda su pureza. O´Gorman ve en el candomblé un “difuso monoteísmo”, tal vez con la buena intención de comunicar algo del prestigio del monoteísmo al denostado candomblé. Reconoce, sin embargo, que Olorum, el primero de los dioses, creador del cielo y de la tierra (no de los hombres) no tiene ningún culto en Brasil. Se trata de uno de esos alejadísimos dioses celestes o uranianos de los que habla Mircea Eliade, que acaban perdiendo todo el contacto con el pueblo.

Algunos fieles logran compatibilizar el culto a los orixás y a los santos católicos echando mano del concepto de reencarnación: una serie de espíritus superiores encarnaron primero en África, y se les llamó Orixás, y mucho más tarde fueron a reencarnar en hombres y mujeres de occidente, que fueron elevados a los altares católicos, con otros nombres.

La esencia del candomblé es la visita de los orixás a través de los médiums, en ceremonias muy reglamentadas en las que se baila al son de los tambores sagrados.

Afirma la autora que en las ceremonias hay mucho de representación y que hay hasta trances fingidos, particularmente en determinados lugares donde apenas se actúa para los turistas. Pero que el trance es un fenómeno real, raro e inexplicable, que en todo caso recuerda al estado hipnótico. Sea lo que sea lo que sucede durante el trance (que los fieles del candomblé explican mediante la posesión divina), el organismo no responde de la manera habitual: el cuerpo de un médium puede beber un litro de aguardiente, pero al final de la ceremonia, cuando el orixá lo abandone, se quedará completamente sobrio. El cuerpo del médium no se queja de dolor, ni sangra, al caminar sobre cristales rotos o sobre brasas encendidas. El orixá incorporado en un ser humano puede, además, sanar a los enfermos.

Don de lágrimas

Don de lágrimas

Me interesan los místicos. Más aún desde que me di cuenta de que es el único aspecto de la religión que sobrecoge a Bertrand Russell. Al filósofo y matemático le descoloca el hecho de que todos los místicos de las más diversas religiones del mundo, y a lo largo de los siglos, hayan coincidido en los principios básicos para describir el universo.

Por eso me decidí finalmente a leer a Santa Teresa.

Dice la santa que llorar durante la oración es muestra de una merced divina, que ella sólo alcanzó después de decidir ser monja.

Sobre este punto, creo que cabe hacer un paralelismo entre la experiencia mística y la estética, que también arranca lágrimas. También me ha llamado la atención el lenguaje similar empleado para el amor divino y el humano, tema muy manido, pero que he visto renovado ante mis ojos al toparme en el Libro de su vida  con la siguiente frase: “porque en apartándoos un poco de mí, daba con todo en el suelo”, frase que repitió casi literalmente, en una canción de amor del siglo XX, la gallega Luz Casal (“Porque sé que si me dejas, besaré el suelo otra vez”).

Por último, y aunque creo que iré dejando aquí más apuntes sobre el libro de Santa Teresa a medida que lo vaya leyendo, me pregunto si esta autobiografía es el estupendo manjar para psicoanalistas que a mí me parece:

La figura del padre es muy absorbente. La santa declara mayor amor y admiración por el padre que por la madre (esta sería el mal ejemplo como lectora de libros de caballería, frente a los buenos libros del padre; además se habla del padre en numerosas ocasiones en las que la madre se omite). ¿No habrá en la entrega a Dios una sublimación del amor por el padre? ¿No será más realizable la unión con Dios que con el padre? También, y a pesar del tremendo carácter de Santa Teresa, me entra una duda: ¿no se trasluce la meta de toda mujer de ser esposa? Y por lo tanto, ¿existe meta más alta en este contexto que ser esposa de Dios? De esta manera, el tomar los hábitos supondría un movimiento de paradójica pero enorme vanidad (Dios no lo quiera).

El último apunte sobre el tema del padre es que Santa Teresa, a la hora de buscar un mediador celestial, eligiera como el mejor a San José, el padre por antonomasia. Es demasiada coincidencia para tan pocos capítulos.

Noticia de hoy

Estamos a 22 de marzo, y en la versión digital del periódico El País encuentro una noticia referente a una ley que está a punto de ser promulgada en Argelia para impedir el avance del cristianismo.

Intuyo una grave importancia en esta noticia que no consigo determinar.

Me llama en principio la atención que esta ley aparezca en un país supuestamente menos radical en cuestiones religiosas, según creo (como Turquía o Túnez).

En segundo lugar me resulta curiosa la información de que hay cristianos (evangélicos) en Argelia, y además muy activos y en expansión.

Advierto a continuación cierto paralelismo entre la protección del islamismo en Argelia y la del catalán en Cataluña. Esto me lleva a pensar que la religión, como la lengua, puede considerarse a veces un rasgo de identidad nacional. Se dice justamente en el artículo que la región en la que el cristianismo ha logrado más adeptos es en un área bereber tradicionalmente rebelde y con afán de diferenciarse del resto del país (Cabilia). Por lo tanto, cabe preguntarse cuánto de nacionalismo (si aceptamos el concepto de una gran nación islámica) hay en los movimientos musulmanes más radicales que protagonizan la historia universal reciente.

 

 

Catedral FM

Catedral FM

Al conectar la radio, estaba sintonizado el 106.7 de la frecuencia modulada, así que llevo ya dos horas cumpliendo la regla número X y escuchando Catedral FM.

Me ha llamado en primer lugar la atención el hecho de que la emisora fuera católica, porque mi expectativa era de que todas las emisoras de radio y todos los canales de televisión con programas religiosos pertenecieran a las corrientes evangélicas.

Es cierto que ya me habían avisado de que la iglesia católica en Brasil llevaba un tiempo adoptando algunas tácticas de las que los protestantes fueron pioneros. Me contó Flávia que muchos sacerdotes de la teología de la liberación, que formaron toda una generación de jóvenes, fueron bloqueados, aislados, desplazados, desterrados, por la jerarquía eclesiástica, con Juan Pablo II al fondo, colocando en su lugar, poco a poco, sacerdotes jóvenes formados en la nueva tendencia, con métodos curiosamente parecidos a los de los protestantes, pero con un mensaje ajeno a la revolución social. Se les llama “carismáticos”, y se asemejan a los protestantes en la tendencia a la espectacularidad de las misas, dando a la música una importancia prioritaria, así como a la oratoria impactante, fórmulas muy exitosas para ganar adeptos, probadas por las iglesias protestantes, tan tachadas en general de demagógicas.

Hasta el punto de que hay un sacerdote católico, el padre Marcelo Rossi, que es una estrella mediática, como presentador de un programa de religión en la Globo, si no me engaño, y cantante con varios compactos en el mercado. [El cd del padre Marcelo Rossi fue el más vendido en Brasil a lo largo de 2007, seguido a cierta distancia por la cantante bahiana Ivete Sangalo]

En definitiva, supongo que esta Catedral FM sigue esta misma tendencia de los carismáticos. Esta hipótesis parece confirmarse con algunas de las canciones que he escuchado, con un estilo muy difícil de diferenciar en una primera impresión de las evangélicas, y con el relato de conversión que ha comenzado a medianoche: la historia de Paulinho, un policía que fue preso, condenado a seis años por extorsión, y en la cárcel conoció a Dios. A través de una Biblia protestante, pero acabó diferenciándose de los protestantes por el crucifijo y por rezar el rosario. (El programa se llama Hora do resgate com a turma do pecado lavado)

Antes ha terminado un programa llamado “Expresso da saudade” en el que tres o cuatro curas muy mayores y muy tranquilos conversaban telefónicamente con algunas fieles acerca de San José, de fútbol, de la salud delicada de otros curas, etc.

Esto ha venido precedido de unas cuantas obras de Mozart, y de un coro de señoras rezando el tercio.

La emisora pertenece a la Archidiócesis de San Sebastián de Río de Janeiro.

Parece que el cardenal arzobispo Eusebio Oscar va a cerrar la conexión ahora, a la una de la mañana, con el comentario de un salmo que el actual papa estudió recientemente. Ataca a los impíos y a los indiferentes, que tendrán su merecido el día del juicio final, como el que tuvo la osadía de escribirle una carta pidiendo ser excomulgado.

El creacionismo

 

Resulta que el primer texto sobre religión que me ha salido al paso, me ha aparecido en mi buzón de correo electrónico al regreso del carnaval (ahora me doy cuenta de la coincidencia: comienzo mis andaduras junto con la cuaresma). Se trata una entrevista de Der Spiegel al filósofo Daniel Dennett sobre el creacionismo traducida al español para la revista electrónica “Sin permiso”.

Me entero así de que el creacionismo no es sólo ese movimiento literario que escribía poemas distribuyendo los versos de tal manera que representasen figuras como ruedas o pirámides. En el terreno de lo religioso, se llama creacionismo a la creencia de que el universo fue creado o diseñado, así como todos los seres vivos. Los defensores del creacionismo sostienen que el libro del Génesis relata las cosas tal y como ocurrieron, inclusive la creación del hombre a partir del barro.

Pensaba que estas ideas ya habían sido abandonadas, y que casos como el de mi antiguo profesor de matemáticas, que decía aquello de “del mono descenderás tú”, eran excepcionales. Según creía, hasta la Iglesia había terminado asumiendo la evolución darwiniana, y había pasado a interpretar el Génesis de manera más flexible y simbólica. Esto es verdad, pero por lo visto, en Estados Unidos, las religiones cristianas evangélicas mantienen la literalidad de la Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis. Se dice también que los evangélicos se han vinculado con la derecha política, y que están a punto de introducir el creacionismo en los programas escolares bajo el nombre de “Diseño inteligente”.

Tanto Daniel  Dennett como el entrevistador se muestran muy distantes y críticos con lo que está sucediendo en EE.UU. Por lo demás, Dennet habla desde un ateísmo combatiente mientras que el entrevistador quiere matizar y busca virtudes en la religión.

Lo que más me ha llamado la atención es que se presente la creación como la piedra de toque de las religiones. No habiendo creación o diseño, se dice, las religiones pierden toda legitimidad frente a otras maneras de organizarse socialmente, así como la vida en general pierde cualquier sentido trascendente.

Creo intuir en el trasfondo de las palabras del filósofo la idea de que las creencias religiosas son una forma de pensamiento primitiva que sólo muy poco a poco podrá ser superada. Dennet se consideraría un adalid, estaría en la vanguardia del conocimiento, abriendo caminos para la humanidad. Vamos, que ser religioso es carca, y los religiosos son personas de no mucho alcance intelectual, poco sofisticadas y de ideas de derecha.

Allan Kardec

 

En el videoclub de abajo me topé ayer con un DVD sobre Kardec y el espiritismo y tuve por tanto que alquilarlo, viéndolo por fin hoy mismo, dos de marzo, a la vuelta del trabajo, junto a Flávia. Este va a ser el segundo texto que escriba hoy.

Mientras que la palabra “espiritismo” en España sólo me traía a la mente películas de terror y programas nocturnos de radio, muy pronto me sorprendió en Brasil que la misma palabra, desprovista de casi todas las connotaciones tenebrosas y esotéricas, designara a una religión de gran prestigio, practicada por personas distinguidas, y que pretendía explicar la vida ultraterrena y otros misterios con perfecta transparencia científica. Justamente el cientificismo de esta nueva religión es lo que dotaba a sus aserciones de fiabilidad frente a las de otras religiones.

En España el “espiritismo” se practica esporádicamente por morbo o curiosidad, pero nunca se es “espírita”, como se puede ser budista. Tal palabra no existe.

El contenido del DVD apenas me ha aportado informaciones nuevas, limitándose a confirmar mis escasos conocimientos previos sobre la cuestión. Se advierte la preocupación por vincular las obras de Kardec al método científico (colocando su nombre al final de una lista de notables físicos y químicos, o hablando de doctrina mientras se muestran imágenes de satélites artificiales, informáticos afanosos o balanzas de precisión) de manera que el espiritismo vendría a conciliar la ciencia y la religión, que parecían irrecuperablemente fracturadas desde la Ilustración. Sin embargo, la cuestión de cómo demostrar si las comunicaciones provenían efectivamente de espíritus no parece preocuparles tanto a los espíritas como a mí, dando ligerísimas explicaciones acerca de que eso ya fue demostrado por innumerables sabios del siglo XIX. Parece partirse de eso como de un dogma soterrado. Se adivina que el público ideal del DVD son ya espíritas o bien personas que creen de antemano en el más allá. Tendré que continuar investigando por mi cuenta de dónde proviene la seguridad de que quienes se manifiestan son efectivamente espíritus. Porque se deja entender que los métodos más usuales son la escritura automática y la mediumnidad a través de la voz, métodos que no logran convencer a un observador más exigente. También investigaré sobre Chico Xavier.

En cuanto al mensaje moral, Kardec o los espíritus le deben casi todo al cristianismo (paradigma del amor frente al del egoísmo). Hablan de la existencia de tres revelaciones de Dios al hombre: la de Moisés, la de Cristo, y la espírita, que es una revelación al conjunto de la humanidad. De todas maneras, con las dos revelaciones anteriores se advierte la raigambre judeocristiana del kardecismo. Por otro lado, en el vídeo se dice que ellos son "la religión", frente a "las religiones". Se afirma, asimismo, que su idea de Dios (tomada del cristianismo) es más acertada por ser más inteligente y científica (frente a los múltiples dioses del paganismo, tan próximos a los humanos en figura y vicios).

Tal vez lo que más llama la atención es la existencia del propio DVD, realizado en Brasil como conmemoración del bicentenario del nacimiento de Kardec. Y que el DVD estuviera justamente en el videoclub de abajo. ¿Por qué la obra de Kardec vendría a tener tal aceptación en Brasil, mucho mayor que en la misma Francia? Queda claro que las figuras más importantes del kardecismo mundial son brasileñas. Me pregunto si tendría algo que ver esa admiración y emulación de lo francés que se vivió en Brasil a finales del XIX y principios del XX. El libro de los espíritus fue publicado en 1856, y el teatro municipal de Río, que clona la Ópera de París, comenzó a proyectarse en 1894, y se inauguró en 1909. Desde entonces, digo yo, el kardecismo arrastraría esa imagen de religión de personas cultivadas y cosmopolitas.

Aclaraciones

En marzo de 2007 se me ocurrió el proyecto que apenas pretendo mitigar con este blog. El viaje por las religiones de Río de Janeiro que tengo en mente requerirá mi dedicación exclusiva, espero que en un futuro no excesivamente lejano. Me di cuenta aquel mismo marzo, cuando me embarqué en la investigación con asombrosa energía. Una especie de fogonazo vital que apenas permaneció encendido una semana. Me había comprometido a respetar un reglamento, medio demente y muy divertido, que yo mismo había inventado, para forzarme a salir a la calle y hacer "trabajo de campo", pero a los pocos días ya me fui dando cuenta de que esa inmersión que yo pretendía era acaparadora e incompatible con cualquier otra actividad. Como pasaban los meses y el deseo del viaje no menguaba, finalmente me conformé con dedicarme a una fase previa, de preparación. A hacer las maletas. Desde enero de este año, por consiguiente, soy un dominguero de la investigación de las religiones.

De aquella semana de gran actividad del año pasado, proviene el texto titulado "Fútbol de ángeles", y algunos otros que voy a publicar a continuación, apenas retocados.

Fútbol de ángeles

 

 Eduardo Galeano, entre otras cosas, es un poeta. Por lo tanto es sospechoso. Porque da la impresión de que cualquier cosa que se describa poéticamente va a obtener cierta pátina religiosa. La pregunta es si el fútbol en sí pertenece al ámbito de lo religioso, o si es la poesía más bien la única responsable de aportarle trascendencia.

Galeano afirma que el fútbol que se originó en la fantasía de los jugadores pobres de Sudamérica es arte de una belleza capaz de poner los pelos de punta. Por otro lado, habla del éxtasis místico de los fieles en los templos del fútbol, en concreto en el momento del gol.

Supongo que si una de estas jugadas (casi nunca ensayadas, y por tanto algo mágicas) se da en un momento de especial tensión emocional y además termina en gol, la descarga psíquica de la afición debe de provocar un placer desmesurado, un chute de endorfinas de una magnitud desusada. La escasez de goles del fútbol debe propiciar esto, no siendo posible tal euforia en la afición del baloncesto, el tenis o el golf. El gol es el orgasmo del fútbol, dice Galeano, siendo por tanto el momento del éxtasis místico de la multitud. Una vez vivida esta experiencia, aparece el hincha de por vida, que esperará con paciencia su repetición semana tras semana, domingo tras domingo y minuto tras minuto.

(Eduardo Galeano: El fútbol a sol y a sombra).

 

Efectos de la repetición

Efectos de la repetición

Me ocurrió por primera vez con Amelie Poulain: a la salida del cine, me propuse comprar el DVD en cuanto saliese a la venta, y entonces, abandonar el trabajo, encerrarme en casa, y perder la razón de tanto ver la película, cuantos miles de veces hiciesen falta, para perder pie, dejar de distinguir los límites de la realidad, y olvidar que Amelie era apenas un personaje de ficción. No lo hice, al final, y hoy puedo contarlo.

Durante varios meses de 2006, no obstante, hice por fin el experimento con un material más inofensivo en apariencia: vi el capítulo de Barrio Sésamo titulado “La hora silenciosa” entre tres y ocho veces al día, sin faltar uno solo, con la excusa de hacerle compañía a mi hija de un año. Aún estoy evaluando las consecuencias de esas sesiones sobre mi personalidad y sobre mi salud mental. Por el momento sólo soy consciente del extraño respeto que siento por el pollo gigante llamado Paco Pico, al que seguiría a la muerte sin dudarlo si liderase una batalla.

Me preocupa más, de todas formas, cómo le puede afectar a mi hija su reciente pasión por la cantante evangélica Aline Barros, esa que, para comenzar, aparece atrapada en una piruleta gigante, y a la que poco después vemos bailando en la playa bajo un sol de justicia cubierta con capas y capas de ropas multicolores.

Reconozco que tiene canciones muy pegadizas y hasta de calidad. Una de ellas creo que es un homenje a “Money”, de Pink Floyd, porque también se escucha constantemente el ruidillo de una caja registradora. Es la canción de la viudita, una mujer que, aunque tiene muy poco, siempre deja algunas monedas en la iglesia, hasta que Dios acaba premiándola con varios millones. Lo que no me gusta de esta canción es que puede llevar a pensar que las cajas de ofrendas de las iglesias protestantes tienen lucecitas parpadeantes con frutas y otras figuras, y además puede reforzar el prejuicio tan extendido de que los líderes evangélicos sólo visan el lucro.

 

Devotos de la tristeza

Devotos de la tristeza

La depresión debe afectar de alguna manera a los músculos del cuello, y por eso los tristes andan por ahí cabizbajos... a excepción de los fadistas.

El fadista va con su tristeza erguida. Va con su tristeza bien alta.

Considera que ser triste es un talento, un don divino.

En los años 50 del siglo XX, se reveló al mundo una voz asombrosa. Desde Lisboa, Amalia cantaba:

Foi por vontade de Deus! 
Que eu vivo nesta ansiedade 
Que todos os ais são meus 
Que é toda minha a saudade 
Foi por vontade de Deus...

Tenía Amalia una mandíbula poderosa, capaz de triturar las penas más duras y transformarlas en canto.

Extraña forma de vida, la de los devotos de la tristeza. La de los que consideran que la felicidad no basta, que nesta vida desvairada, ser feliz é coisa pouca. Que la tristeza es la clave, o el peligroso acceso a una forma superior de alegría.

El fadista considera que Dios es triste, que la tristeza apunta hacia Dios. Y entrar a una casa de fado es como ir a misa: hay que guardar el debido silencio.

El fadista sería un elegido, y la voz de Amalia habría sido tocada por Dios.

foi Deus
que me pôs no peito
um rosário de penas
que vou desfiando
e choro a cantar
e pôs as estrelas no céu
e fez o espaço sem fim
deu o luto as andorinhas
ai, e deu-me esta voz a mim

No nos quepa duda.

Fenómenos pararreligiosos

Fenómenos pararreligiosos

Lo esencial o irreductible de lo religioso es la vinculación del ser humano con lo sagrado, considerando que lo sagrado puede ser absolutamente cualquier cosa: para unos se trata de una entidad inasible, para otros reside en una determinada figura de madera, y a otros les parece que se manifiesta, por ejemplo, cuando cierto artista pop canta sobre el escenario.

A lo esencial religioso le van saliendo una serie de adyacencias cada vez más humanas, pero que no pueden ignorarse en una concepción realista y amplia de la religión: los rituales, los objetos del culto, la ética, los templos, los diezmos o similares, el poder temporal, etc., etc.

Lo pararreligioso, por su parte, sigue el camino contrario: proviene de lo humano y se apropia del prestigio que pueda tener lo religioso para fines, sobre todo, comerciales. Pienso en todos los panfletos que se reparten por las calles de Río de Janeiro prometiendo riqueza y amor, o vendiendo el conocimiento del futuro como un producto cualquiera, amparándose siempre en el prestigio que las religiones africanas tienen al menos en este ámbito de lo mágico. Pienso también en un libro y un DVD que nacieron con vocación de fenómeno editorial, a pesar de su título, tan burdo como efectivo: El Secreto.

Pues bien: cierto día D, a cierta hora H, este producto norteamericano desembarcó masivamente en Brasil con el título ya traducido al portugués, O Segredo, acompañado de una poderosa campaña de marketing. Mucha gente se creyó que efectivamente este libro venía a revelar el secreto más antiguo y más valioso de la humanidad por razones puramente filantrópicas. Basta ver algunos minutos del DVD para confirmar que se trata de un trabajo deshonesto: una serie de personajes supuestamente reales, supuestamente entrevistados como parte de un documental, van apareciendo en la pantalla exponiendo los argumentos que demuestran la existencia del Secreto. Sólo que todos los personajes le están poniendo distintas caras y distintas voces a un mismo discurso escrito evidentemente por una sola persona, un discurso bastante coherente, con sus comas, sus puntos y sus párrafos, que los actores se alternan para leer.

En definitiva, el secreto para tener éxito en la vida (porque, al final, O Segredo  es un libro de autoayuda) es el poder del pensamiento, el desear algo con verdadera fuerza. Y este Secreto resulta tan convincente porque en realidad no tiene nada de novedoso, sino que todo el mundo ya lo sospechaba, desde siempre, desde los orígenes de la especie humana:

Cuando Tylor propuso a fines del siglo XIX que la forma más antigua de religiosidad era el animismo, no tardaron mucho en aparecer críticos que defendieron una forma previa de religión aún más básica: el pensamiento mágico, que Freud denominaría más tarde, en Tótem y tabú,  "omnipotencia de las ideas", atribuyéndola a las sociedades primitivas y al pensamiento infantil. Todos los niños tienen la sensación, o el deseo, de que pueden lograr cualquier cosa por la fuerza de su pensamiento. Esta idea puede conservarse durante toda la vida, transformarse en oración (el éxito ya no depende sólo de mí), o desaparecer por completo en la que Freud denomina "fase científica" de la personalidad o de las sociedades. Pero el origen es el pensamiento mágico. Todos los niños conocen el Secreto. Todos los adultos recuerdan el Secreto.

Como el fracaso siempre puede achacarse a no haber deseado con suficiente fuerza o convicción, el pensamiento mágico, el Secreto, entra dentro de lo no verificable, de lo no falsable. De todas formas, no deja de ser significativo que, en Estados Unidos, se haya diseñado en nuestros días un producto con pretensiones de superventas global cuya tesis nuclear es la efectividad de la magia, que es la forma de religiosidad más desnuda,y tal vez más antigua, de la que se tiene noticia. 

Los profetas

Los profetas

Considera Mircea Eliade que la contemplación de la bóveda celeste fue una de las primeras formas que tuvo el hombre primitivo de sentirse apabullado ante lo inmenso, y de empezar a darle forma al concepto de lo sagrado.

El caso es que, en contadas ocasiones (muy raras para los individuos, pero frecuentes, al final, para la humanidad), las masas también pueden intuir lo apabullante, lo insondable, lo excesivo, ante una persona concreta. Ante las palabras de una persona concreta.

Son discursos como océanos nocturnos, envolventes, oscuros, inaprensibles, desmedidos, profundísimos, ajenos o enajenados, con diminutas áreas de contacto con las costas de la razón, y de lo razonable. Son discursos anómalos. Discursos-monstruo.

Son las palabras del profeta, del oráculo, del poeta.

Escribe, por ejemplo, Maria Fé Nevares en Literaturas.com en referencia al novedoso autor de Bombardero, el escritor peruano César Gutiérrez:

"Conocer a Cesar Gutiérrez es casi tan espectacular como leer su libro: alucinado, febril, caótico y tremendamente lúcido. A César lo conocí casi gritando sus poemas en un recital de Barranco, donde vivo. Lo encuentro exclusivamente de noche, en estos bares y siempre me sobrecoge la misma cosa de él: No siempre sé de qué esta hablando, pero escucharlo hablar es fascinante, porque todo lo que dice tiene una percusión tan grande que aun si no lo entiendo todo el tiempo, está clarísimo que contiene algo tremendo".

Sectas

Sectas

Al candomblé también se le ha tachado de secta, se queja el padre Cido de Òsun Eyin en su libro Candomblé - A panela do segredo.

Las ceremonias se celebraban de madrugada no porque se practicasen ritos tenebrosos o macabros, sino porque el candomblé era una religión clandestina, y los esclavos africanos tenían que reunirse a escondidas para mantener vivos a sus dioses, a los que terminaron disfrazando de santos católicos para que pasasen desapercibidos entre los dioses imperantes a plena luz del día. La enorme popularidad de San Jorge en Río de Janeiro se debe a que este santo se identifica con Ogum, que es el Zeus del candomblé.

Sospecho ahora que, muchas veces, lo que diferencia una religión de una secta es exactamente lo mismo que media entre una lengua y un dialecto: más o menos prestigio, más o menos poder.

(La foto es del Museo del Folclore de Río de Janeiro)

O Lobo Mau

O Lobo Mau

La religión afrobrasileña del candomblé  recuerda a la grecorromana en el sentido de que en ambos panteones no existe ningún dios decididamente malvado. No se da en ellos la separación tajante entre el bien y el mal. La bondad pura y la maldad absoluta no encarnan en dos entidades irreconciables, como pueden ser Caperucita frente al Lobo Feroz, los Estados Unidos frente al Eje del Mal, o como el azul frente al rojo en las espadas láser de Luke Skywalker y Darth Vader o en las corbatas de Rajoy y Zapatero.

Las primeras Historias de las Religiones consideraban que el monoteísmo, como resultado de la evolución, era la forma de religiosidad más avanzada y perfecta, mientras que el politeísmo africano no pasaba de un curioso resto arqueológico de gran interés para la antropología, de una muestra milagrosamente conservada de formas muy primitivas de religión.

Sin embargo, no sería del todo disparatado establecer una analogía entre las religiones con un único dios y los sistemas políticos de partido único: en ambos casos, sólo hay una Verdad posible (y ya definida), por lo que no se toleran las discrepancias internas... ni las externas. En ambos casos es habitual el expansionismo, tal vez por aquello de que la mejor defensa es el ataque. Por su parte, el politeísmo implica variedad de perspectivas, versiones y opiniones, y una especie de tolerancia sistemática a lo diferente.

Por tanto, especialmente en nuestro tiempo, caracterizado por las dudas, el relativismo, y las visiones parciales y fragmentarias, el politeísmo resulta una forma de religiosidad sorprendentemente actual, y civilizada.

Evangélicos I

El brasileño pobre y humillado, dispone de dos vías principales de llevar una vida que pueda considerar admirable, y trascendente: la religión fundamentalista de los evangélicos, y la vida peligrosa y extrema de los bandidos.

La dignidad es una necesidad básica. Más de lo que se pensaba.

Los nuevos templos

Los nuevos templos

Durante siglos, las catedrales fueron las construcciones más ambiciosas y magníficas levantadas en Europa. No era posible distinguir con exactitud dónde acababa el homenaje a Dios y dónde comenzaba la demostración de grandeza de una ciudad. En la Europa de nuestros días, las obras arquitectónicas más representativas, las que aparecerán en los libros de Historia del Arte dentro de trescientos años, parecen estar relacionadas con las comunicaciones y el transporte: puentes, estaciones y aeropuertos. Sobre todo aeropuertos.

Estas catedrales de nuestro tiempo son, por un lado, un poderoso símbolo del laicismo y el pragmatismo imperantes. Por otra parte, se da la paradoja de que estos imponentes espacios arquitectónicos, al tiempo que consagran el tránsito, el desplazamiento y el intercambio, se están conviertiendo en símbolos nacionales que remarcan las fronteras y parecen decir: "Aquí empieza un gran país". En definitiva, hoy, los aeropuertos europeos, que son los recibidores, los vestíbulos de los países, han asumido esa función de mostrar el poderío de los estados.

Sucede, sin embargo, que los europeos laicos o agnósticos envejecen rápido y apenas tienen hijos, esto es, se extinguen, mientras que por las fronteras del Viejo Continente no dejan de filtrarse seres humanos de todos los colores, todas las culturas y todas las religiones. Como no cabe duda de que las escuelas públicas no lograrán limpiarles la religión a las nuevas masas de niños multicolores y multiculturales, se deduce que, en pocas generaciones, en todos los ámbitos de la sociedad habrá una fuerte presencia de seres religiosos.

Dentro de trescientos años, por tanto, ya se habrán levantado nuevos templos por toda Europa, y los turistas acudirán de propio a los antiguos aeropuertos para sacarse fotos y conocer en persona las construcciones más representativas y elocuentes de este principio del siglo XXI.

El cantar de los cantares

El cantar de los cantares

Me gusta comenzar el día escuchando la canción de James Blunt, “la canción”, que al fin y al cabo es una manera de orar. Todo el mundo se dio cuenta cuando apareció en las radios. Nadie osó ponerle ningún reparo. Todas las personas de todos los países de la Tierra sintieron de alguna manera que aquella canción era una especie de milagro. Y la letra, para quien pueda entenderla, sólo redunda en su rara perfección. Se trata de una canción de amor, por supuesto. Relata la historia de una persona común que, inmersa en la rutinaria grisura del metro, se ve sorprendida por el fogonazo de un intenso amor a primera vista. Que, allí abajo, entre el aire recargado de cansancio, y entre la masa triste de gentes, encuentra un punto luminoso hacia donde anhelar. Se trata de un sentimiento comprensible para cualquier hombre y para cualquier mujer, desde analfabetos hasta astrónomos. “Un sentimiento popular que nace de mecánicas divinas”, dijo Battiato. Por definición, alguien no se enamora de un ser humano, sino de un espejismo, de un símbolo, una señal, una puerta, un camino, un inicio de otra cosa. Y el afán de fusión, ese estirar la mano a través del otro para rozar lo inefable, y desaparecerse, aporta al acto sexual una dimensión trascendente, que entra de lleno en el terreno de lo religioso. Todo aquel que ha estado alguna vez enamorado tiene, por lo tanto, vocación religiosa. Esto no puede negarse. Tal vez sea el amor, el amor-pasión de Stendhal, un disfraz más accesible, menos abstracto, una corporeización visible y comprensible del deseo de unirse a la totalidad tan propio de los místicos.