Se Deus quiser
En nuestros días, cuando los políticos de todos los países "escenifican" sin rubor ante los medios, cuando los asesores de imagen como Duda Mendonça son los que realmente ganan las elecciones, cuando un deprimente pragmatismo enseña que los movimientos amplios de las manos, la mirada firme y sincera, y el tono de voz que va de lo exaltado a lo melodioso, son los factores que verdaderamente cautivan a las masas, en nuestros días, digo, de campañas políticas audiovisuales dirigidas prioritariamente al subconsciente, a nuestra parte más irracional, más brutal, más iletrada y dura de oído, que tiene serias dificultades para comprender palabras de más de dos sílabas, se hace muy necesario, esencial, que los guionistas de los candidatos políticos elijan muy cuidadosamente las "palabras clave" de sus discursos, esas que por pura machaconería, o por efectismo, van a permear las diversas capas de defensa consciente y van a alcanzar a nuestro animal de fondo.
En el penúltimo debate televisivo antes de las elecciones del domingo, que tuvo lugar ante las cámaras de la TV Record, el canditato José Serra, en un momento determinado de su discurso final, afectó un pequeño silencio, y dijo: "Se Deus quiser", y a continuación aún hizo otro silencio, sonriendo, como si estuviera esperando a escuchar la explosión de aquella carga de profundidad, allá a lo lejos. Se le notaba muy satisfecho. Sabía que con esa frase había ganado unos siete millones de votos.
El último debate fue en la Globo. En algún momento, Serra volvió a decir "Se Deus quiser", pero tanto Marina Silva como la ex marxista Dilma Roussef quisieron anular el efecto de esta frase, incluyéndola también en sus intervenciones. "Se Deus quiser", dijo Marina. "Se Deus quiser", dijo Dilma. El único que no quiso apropiarse de Dios, sumándolo a su campaña, el único que no pronunció el santo y seña de los cristianos (católicos y protestantes) fue el candidato Plinio.
Parece ser, por lo que comentan los medios brasileños, que el "Se Deus quiser" que resultó más convincente fue el de la ecologista, y evangélica, Marina Silva, que en el último momento le arrebató algunos millones de votos a la candidata oficialista, Dilma Roussef.
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