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cuaderno de religión

Umbanda

Ofrenda

Ofrenda

En una encrucijada en forma de T, una ofrenda a una entidad de la umbanda tras ser pateada, posiblemente, por alguien de otra religión que, sin embargo, siente un irresistible temor ante este tipo de manifestaciones.

Por la vela negra y roja podría tratarse de una ofrenda a la Pomba Gira, pero el cigarro puro de considerable tamaño es más propio de Zé Pelintra, pues la Pomba Gira, muy femenina, prefiere los cigarrillos rubios. A ninguno de los dos le desagradaría la botella de cerveza que dejó allí el fiel (o la fiel). Tanto Pomba Gira como Zé Pelintra se asocian al Exú del candomblé, y al demonio del cristianismo, lo que aclara aún mejor el pánico que debió entrarle al viandante que se encontró con esta ofrenda en medio de su camino, apresurándose a patearla para cortar sus efectos malignos.

El carrito de la compra candado al poste, que yo sepa, no tiene nada que ver con la umbanda.

Umbanda

Umbanda

Cierto día, Flávia, que sabía de mi curiosidad por los cultos afrobrasileños, me regaló los números 6 y 7 de la revista Orixás. Los había comprado en un quiosco y, a pesar de la apariencia de cómic que tenían, en seguida me sorprendió lo bien documentados que estaban los textos, todos a cargo de Ricardo Pissiali, que firma también las ilustraciones.

Hasta entonces, la única noción que tenía de la umbanda era la tremendamente confusa que se vive en la calle, en las conversaciones del día a día, pues la gente en general no pone límites entre los santos católicos, los dioses africanos o las entidades que se manifiestan en la umbanda. En la realidad diaria, términos como candomblé, umbanda, macumba y espiritismo son contiguos, casi sinónimos, y el catolicismo ha infiltrado todos ellos con sus santos, vírgenes y conceptos.

En las ceremonias de umbanda son frecuentes los crucifijos, se reza a la Virgen y a Exú, orixá que muchos consideran el demonio, y los médiums reciben espíritus de viejos esclavos (los sabios y bondadosos Pretos Velhos), de pícaros crecidos de gran ciudad (Zé Pelintra, el "malandro" del barrio carioca de Lapa), de los primeros pobladores de Brasil (indios o caboclos), de sensuales prostitutas fallecidas (Pombagira, a la que también se considera un Exú femenino), o de niños pequeños que hacen favores a cambio de caramelos (los Erês).

Pissiali concluye así sus palabras de presentación:

"Sus guías y maestros espirituales son un espejo de este pueblo mestizo, sensual y alegre que mezclando lo mejor de tres universos culturales en una tierra generosa creó una identidad nacional singular y la más reciente religión del planeta: la Umbanda, retrato del pluralismo religioso brasileño".

En su libro, la señora O´Gorman cuenta que el origen de la umbanda se dio exactamente el 15 de noviembre de 1908, cuando, en una sesión de espiritismo, el Indio de las Siete Encrucijadas se resistió a ser rechazado como espíritu inferior por el hecho de ser indio, y a través de la boca del joven médium Zelio de Moraes, exigió que los médiums comenzasen a escuchar y a dar voz a los espíritus elevados de indios y antiguos esclavos.

Nacía de esta manera la umbanda, desgajada del espiritismo, pero mucho más accesible y popular, con guías espirituales más próximos.